martes, 28 de julio de 2009

Crònica

“LA MUERTE EN VIDA DE LA MUERTE”


Hace algunos días, me encontraba sentada en las urgencias de una clínica, de pronto ingresa a este lugar una ambulancia y el personal de emergencias se pone a la expectativa de qué llegó, pronuncian varios doctores y enfermeros, instantáneamente se abre la puerta del vehículo al mismo tiempo que caen todos aquellos hombres para auxiliar al enfermo, pero la sorpresa es grande al ver que quien venía en la ambulancia era un niño de aproximadamente cinco años de edad; el rostro de los médicos revelaba que no había mucho por hacer. Sin embargo, el niño es ingresado a reanimación, después, se abre la puerta del servicio de urgencias y entra una mujer que llora desconsolada y grita que le digan cómo está su pequeño y el hombre que la acompaña con lagrimas en sus mejillas le dice todo es tu culpa si estuvieras pendiente del niño no estaríamos aquí, pero ella grita y dice fue un accidente yo soy una gran madre y amo a mi bebé.

Seguidamente, intervienen en la discusión el celador y un enfermero para calmarlos y pedirles que no levanten la voz que están en un centro médico y les aconseja no buscar culpables, los padres se calman pero continúan brotando lágrimas que descienden por sus pómulos. Han pasado alrededor de siete minutos desde el momento en que el niño entró a reanimación y la jefe de enfermería se acerca a los padres con una planilla y comienza hacerles muchas preguntas, entre aquellas preguntas le pide a la madre que relate que fue lo que le ocurrió al niño, esta con una vos temblorosa y entrecortada por el llanto comienza su historia diciendo que todo comenzó porque ella salió a la tienda a comprar la leche y dejó a su pequeño en el apartamento, la enfermera pregunta en que piso viven y la señora contesta en el quinto, sigue la mujer contando lo sucedido, cuando yo me encontraba abajo veo a mi niño asomarse por la ventana y le digo Carlitos retírate de ahí, la señora no puede hablar por el llanto, de pronto dice y mi Carlitos me movía las manitos saludándome con esa alegría que lo caracteriza a él.

En ese momento la mujer se queda callada y el esposo muy enojado le repite “!qué más pasó!”, al igual que ese hombre yo también hacía fuerza y deseaba saber qué era lo que había sucedido con el pequeño que se debatía entre la vida y la muerte en aquella sala. Entonces, la madre repite angustiada y temerosa ¡se calló!, ¡se calló!, ante mis ojos y desesperada casi sin respiración corrí a donde estaba su cuerpecito tirado y ¡grite!, ¡grite! desesperada por verlo allí tirado y pedí auxilio la gente me aconsejaba no moverlo y esperé hasta que llegó la ambulancia y eso fue lo que pasó con mi niño adorado. El padre del niño la insulta, le dice que es la peor madre que cómo se le ocurre dejar el niño solo y con las ventanas abiertas, pero la enfermera interviene y con unas cuantas palabras lo desarma “señor no solo ella es culpable usted también lo es al irse a vivir a un apartamento donde las ventanas no tienen rejas” aquí no se trata de buscar quien es más culpable fue un accidente y en estos momentos ustedes deben estar unidos para afrontar lo que viene.

La jefe de enfermeras se va y todos los que estamos allí comenzamos a murmurar y algunos especulan que la madre tiene la culpa otros sólo se compadecen, y yo no les he contado pero mi esposo trabaja allí, me acerco a él y le pregunto que pasó con ese niño y me dice “no mi Bebé ese niño llegó muerto no hay nada que hacer” y yo siento un apretón en el pecho y miro a esa pobre mujer que aun piensa que su hijo está con vida y que se pondrá bien.

En ese momento, yo no pude contener mi llanto y pensaba en mi hija y lo mucho que la amo, además, no sólo imaginaba sino que sentía y compartía el dolor que estaba por experimentar aquella pareja con esa noticia. De la misma manera, el personal médico estaba tan conmocionado con aquel caso que no sabían como darles la noticia, tanto así que mi esposo me dijo “yo prefiero que te vayas ya y no presencies la reacción de los padres del niño”. Sin embargo, yo le dije no debo quedarme para captar todas esas reacciones y plasmarlas en mi trabajo, él replicó no me parece pero si lo deseas no hay problema. Confieso que hubiera preferido no haberme quedado.

Allí todo sucede muy rápido aunque el tiempo parezca no transcurrir en la sala de espera, minutos después llega el médico y les da la noticia de que su hijo está muerto, que no se pudo hacer nada porque cuando llegó ya había fallecido, inmediatamente la madre grita, se hala el cabello, le pega al médico y de repente le da vomito y comienza a temblar; el medico pide que la canalicen y le aplique un calmante pero la cosa no termina ahí pues el esposo esta llorando y pide que llamen a la policía para que se lleven a la mujer que mató a su Carlitos, grita y le da puños a la pared con tanta fuerza que se destroza los huesos y el personal acude a tomarlo de los brazos para que se calme pero este señor desarrolla una fuerza increíble que casi puede con cuatro hombres del servicio de urgencias, además, pide que lo maten a él para irse con su niño amado hacerle compañía. Yo no soporto ver todo esto, me da una crisis de nervios, me retiro de allí ; tomo agua y lloro de ver aquella tragedia y escucho a los médicos hablando entre ellos, algunos dicen que tristeza lo que le pasó a esa pareja tan jóvenes y perder a su hijo de esa forma tan trágica. Seguidamente, uno de los pediatras expresa: “en el tiempo que llevo en este trabajo es la primera vez que me conmueve tanto la muerte de un pequeño y aun más el dolor de sus padres; pero lo que más resalto de esta historia es la cara de desconsuelo y al mismo tiempo de solidaridad de toda las personas que estábamos en ese momento en las urgencias fue como si todos hubiéramos reflexionado el dolor de perder un hijo y aun más trágico el sentir que aquella pareja murió con su pequeño en todos los sentidos: como hogar, como amantes, como amigos, como vecinos, como padres, y finalmente como familia, esa que un día conformaron con tanto amor respeto y esperanza.

Por lo tanto, no me explico como hay en el mundo personas capaces de hacerle daño a un pequeño indefenso e inocente como es el caso del señor Orlando Pelayo padre biológico del niño de once meses Luis Santiago Lozano quien fue encontrado muerto después de haber sido secuestrado por ordenes de su progenitor mencionado anteriormente. Es increíble que existan personas con este tipo de mentalidades tan atroces, cuando hay otras que se mueren en vida por la muerte de un pequeño ángel como lo fueron el niño de mi historia Carlitos y Luis Santiago, los cuales fallecen en diferentes circunstancias pero que dejan a unas madres destrozadas y a una sociedad que se solidariza con ellas.



Realizado por: Paola Andrea López Rincón.
 
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